Febrero 2024

Bienvenidos a la edición de febrero, titulada "La Dictadura de los Románticos", un espacio que nos invita a cuestionar y desmantelar los moldes estrechos y opresores de un ideal de amor impuesto desde la tradición. En estas páginas, abrimos un diálogo necesario sobre las reglas invisibles que han limitado nuestras experiencias afectivas, transformando el encuentro genuino en una experiencia regulada y, a menudo, convencional.

ARTÍCULOS Y EDITORIALES

2/22/20242 min read

Definir el amor es, en cierto modo, encerrar la vastedad del encuentro humano en límites preestablecidos, reduciéndolo a fórmulas que intentan medir lo inefable. Hemos amado bajo condiciones que parecen dictaduras silenciosas, donde estructuras invisibles rigen nuestras emociones y las cuantifican a través de objetos de consumo. A esto se le ha llamado "amor romántico", pero bajo ese velo se esconden relaciones de poder asimétricas, individualistas, superficiales e incluso violentas.

La visión romántica, al privilegiar una única forma de amar, despoja al amor de la libertad de manifestarse en sus múltiples matices y posibilidades. Este ideal, consolidado y repetido una y otra vez, deja de lado otras formas de experimentar la intimidad, apartando la capacidad de elegir a quién y cómo amar. La sociedad actual, alimentada por discursos maquillados y medios que substituyen el pensamiento crítico por narrativas de consumo—centros comerciales llenos de globos y corazones de papel—transforma la experiencia del amor en algo carente, vestido de rojo y desprovisto de autenticidad.

Inspirados en la fuerza y el desafío de la obra de Marina Abramović y Ulay, invitamos a nuestra audiencia a romper con este romanticismo impuesto. Las performances de ambas artistas nos confrontan con realidades incómodas, nos muestran las grietas de una experiencia amorosa reducida a lo estético o lo expedito, y reafirman la necesidad de redescubrir el amor en su forma más libre y compleja. Su arte, que desmantela conceptos preconcebidos, es un llamado a repensar y a liberarnos de la dictadura que encarcela nuestras emociones en moldes rígidos.

Así, se propone cuestionar la legitimidad del ideal romántico como único camino para enamorar, y explorar alternativas que den cabida a la pluralidad del sentir. El verdadero encuentro con el otro debe permitir el florecimiento de una intimidad auténtica, un diálogo en el que cada parte pueda decidir y transformar su propia experiencia de amor sin barreras ni imposiciones.

Esta propuesta no es una negación del amor, sino un llamado a expandirlo, a reconocer todas las formas en que se puede vivir y expresar. Invitamos a cada lector a examinar sus propias definiciones, a desafiar convencionalismos y a descubrir en la complejidad del amor una oportunidad para la libertad y la renovación personal.