Taris: La evolución de un artista del tatuaje salvadoreño
En el barrio, la pared era su primer lienzo. Hoy, la piel humana se convierte en la superficie donde Taris —nombre artístico de Edwin Murillo— plasma su universo creativo. Con apenas dos años de experiencia en la industria del tatuaje, este artista salvadoreño está forjando un estilo propio que bebe del graffiti, la ilustración libre y el hambre insaciable de aprender.
JULIO 2025NOTICIAS
Elizabeth Sicilia
7/14/20253 min read


Con apenas dos años de experiencia en la industria del tatuaje, el joven salvadoreño Edwin Murillo —conocido artísticamente como Taris— ha logrado consolidar un estilo propio que fusiona la audacia del graffiti con la delicadeza del trazo orgánico en piel humana.
Desde sus primeros garabatos aprendidos a los cinco años con su tío, Murillo descubrió una facilidad innata para el dibujo. Ya en la adolescencia, la escena del grafiti le abrió las puertas a un mundo de color y forma que, años después, lo impulsaría a indagar en el arte del tatuaje. “Conocí muchas personas tatuadas y surgió en mí la curiosidad de saber cómo se hacía”, recuerda Taris.
Su primera pieza, grabada en la piel por un amigo cercano, fue el nombre de su hija acompañado de sus huellas plantares. “Tener ese tatuaje me motivó a convertirme en creador, no solo en receptor”, admite. A partir de ese momento, comenzó a reunir, con recursos propios y ayuda de colegas, los suplementos y la primera máquina que le permitieron dar sus primeros pasos profesionales.
Durante este proceso de aprendizaje autodidacta, Taris complementó su formación con cursos en línea e intercambio de técnicas con tatuadores de la región y otros países. El resultado es un repertorio singular: cada diseño emerge de un ejercicio creativo que evita la repetición y reta tanto al cliente como al propio artista.
“Me encanta que ninguno de mis tatuajes se parezca a otro; cada pieza es un nuevo reto”, explica. Su obra suele combinar líneas nítidas y sombreados suaves, herencia de la precisión aprendida en el graffiti, pero adaptada a la anatomía y los tiempos de la piel.
Más allá del trazo, Murillo defiende el tatuaje como un vehículo de expresión cultural: “Nunca dejen pasar una oportunidad de crecimiento personal; esas experiencias forjan al artista y a quien lleva la obra”. Entre sus metas está consolidarse como referente local, invitar a la reflexión sobre identidad y, algún día, formar parte del jurado en competencias internacionales.
Taris trabaja actualmente en su estudio en San Salvador, donde atiende con cita previa y desarrolla proyectos colaborativos con otros artistas visuales. Su camino, desde el aerosol callejero hasta la piel, demuestra que la voluntad de aprender y la pasión creativa pueden convertir un hobby de infancia en carrera profesional.
Para conocer más sobre su trabajo y agendar una sesión, visita las redes sociales de Taris o escríbele directamente en Instagram como @Taris_tattoo.











